lunes, 22 de febrero de 2010

Modelo científico y científicos ejemplares

Con ocasión de la presidencia española se reafirma el compromiso con un modelo científico productivo anclado en la labor de investigadores que aúnan investigación básica y aplicada
La Declaración de Donostia ha llegado antes de que hayan pasado cuarenta días desde el final de 2009, año europeo de la innovación. Seguramente haya que entenderla como una declaración de intenciones, como voluntad de continuidad más allá de oportunas efemérides y como una reafirmación del compromiso con el futuro de la Unión. Cristina Garmendia, citada incluso por diarios estadounidenses como ejemplo de personaje público que reúne política, ciencia y empresa en su trayectoria profesional, estaba al frente del equipo de los ministros de ciencia responsables de la declaración. La declaración no contiene nada nuevo. Como decíamos, se trata de procurar que los esfuerzos hechos hasta el momento cuajen y no queden en agua de borrajas. Que el desarrollo tecnológico de aplicaciones científicas punteras redunde finalmente en el beneficio de la sociedad y en la competitividad de las pymes; que las economías europeas se constituyan en proveedoras mundiales de equipaciones tecnológicas, en una suerte de "alemanización de Europa"; que no olvidemos jamás nuestras profundas raíces en la sabiduría clásica, en la pasión desinteresada por el conocimiento de las cosas.Pocos días después de la declaración, se entregaron cinco Premios Nacionales de Investigación para 2009. Cada año se escogen cinco de entre las diez categorías creadas en 2003, y en esta ocasión se seleccionaron los premios de Ciencias Físicas, Ciencias Químicas, Ciencias de los Recursos Naturales, Matemáticas y TIC, y Transferencia de la Tecnología.Por supuesto, la coyuntura actual ha marcado tanto la selección de las categorías, especialmente cercanas a la innovación y la sostenibilidad, como el perfil de los premiados. Alfonso Miguel Gañán, galardonado con el Premio "Juan de la Cierva" a la Transferencia de Tecnología por el descubrimiento y la explotación del fenómeno de Flow Focusing, no es el único galardonado con patentes internacionales. En este sentido destacan, por ejemplo, José Francisco Duato Martín por su aportación a las redes de interconexión y Javier Tejada Palacios, con quince patentes y aplicaciones del magnetismo cuántico tan señaladas como la empleada por el Banco Central Europeo para aumentar la seguridad del papel moneda emitido.Un paso más en la visibilidad internacional de la ciencia española, de la que se dice con orgullo que ha subido veintiún puestos en las listas internacionales hasta alcanzar la novena posición. No es mala cosa poder poner nombre y apellidos a algunos de los mejores científicos del país, y descubrir de paso que la mayor parte de ellos tienen mucha trayectoria por delante.

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