sábado, 28 de abril de 2012
Cada idioma natal tiene una distinta carga intrínseca de trabajo para el cerebro
Para una persona resulta más difícil leer en su idioma natal si éste es el árabe que si es el hebreo o el inglés, debido a que cuando el cerebro procesa el árabe los dos hemisferios cerebrales dividen el trabajo de modo distinto a lo que hacen cuando es el hebreo o el inglés el idioma procesado.
Éste es el llamativo resultado de un nuevo estudio realizado por dos especialistas de la Universidad de Haifa, Israel. De estos resultados se deduce que la contribución de las dos mitades del cerebro al procesamiento del lenguaje escrito depende de la estructura lingüística y gráfica del idioma. Por tanto, cada idioma natal tiene una distinta carga intrínseca de trabajo para el cerebro.
Los dos hemisferios del cerebro gobiernan tipos diferentes de actividades: El hemisferio derecho se especializa más en el procesamiento de tareas espaciales y el procesamiento holístico (de patrones) en los mensajes, mientras que el hemisferio izquierdo es responsable del procesamiento de mensajes verbales y del procesamiento localizado de mensajes.
Para poder examinar la interacción entre los dos hemisferios mientras se lee en hebreo, inglés y árabe, Raphiq Ibrahim y Zohar Eviatar realizaron dos experimentos con sujetos que fueron asignados a uno de tres grupos de acuerdo a su idioma natal: árabe, inglés o hebreo. Cada grupo realizó el test en su idioma natal.
Una comparación entre los resultados de ambos experimentos estableció el grado de interacción entre los dos hemisferios durante el procesamiento cerebral de cada idioma utilizado.
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Para una persona resulta más difícil leer en su idioma natal si éste es el árabe que si es el hebreo o el inglés. (Foto: Amazings / NCYT / JMC)
Los resultados muestran que para quienes leyeron en hebreo e inglés, los dos hemisferios cerebrales trabajaron de forma independiente en la tarea de lectura, por lo que cada hemisferio podía hacer su trabajo sin verse afectado por las dificultades con las que se topase el otro al hacer el suyo. Por el contrario, para quienes leyeron en árabe, el hemisferio derecho no pudo trabajar de forma independiente en las tareas de lectura, ya que necesitaba usar recursos del hemisferio izquierdo.
Según Ibrahim, la conclusión más importante del hallazgo es que a pesar de las similitudes entre el árabe y el hebreo, cuando una persona lee árabe su hemisferio cerebral derecho no puede funcionar de forma independiente y la carga cognitiva se hace especialmente pesada, haciendo que resulte más difícil leer este idioma, incluso para las personas cuyo idioma natal es el árabe.
Los resultados del estudio indican que en el ámbito de la lectura de palabras, la forma estructural de la ortografía árabe, es decir, los contornos gráficos de los signos escritos de este idioma, activa el sistema cognitivo de modo diferente a como lo hacen los contornos gráficos de los signos de otros idiomas.
La cuestión que se plantea, por tanto, es si, en el mundo moderno, las personas que hablan ciertos idiomas tienen ya de entrada una ventaja, por el ahorro de recursos cognitivos, sobre quienes hablan otros idiomas.
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