Las especies de tamaño pequeño blanco o azul contienen ácidos grasos esenciales, fundamentales para la configuración del cerebro, según un estudio de investigadores españoles.
Los hijos de madres que durante el embarazo han comido más de dos veces a la semana pescado blanco o azul, de pequeño tamaño, tienen un mejor desarrollo mental que las que no, según un estudio que se ha presentado hoy en el congreso de la International Society of Environmental Epidemiology (ISEE).
El trabajo, según ha explicado el Codirector del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL), Jordi Sunyer, demuestra que el desarrollo es un 3% mayor en este grupo de niños, según las mediciones que psicólogos infantiles han hecho a estos bebés al cumplir el año y medio.
Según Sunyer, este mayor desarrollo mental se debe a que este tipo de pescado contienen ácidos grasos esenciales, fundamentales para la configuración del cerebro.
Los investigadores empiezan ahora a estudiar a estos niños cuando cumplen cuatro años para ver qué repercusiones tiene el medioambiente en su desarrollo. En este congreso, Sunyer ha presentado otro estudio que constata que los niños gestados en un entorno de contaminación ambiental tienen más riesgo de tener problemas respiratorios durante el primer año de vida que los que crecen menos expuestos a contaminantes ambientales.
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