domingo, 17 de febrero de 2019

Las 36 preguntas que hacen que dos desconocidos se enamoren

Un test publicado en un estudio científico demostró en 1997 ser capaz de vincular a dos personas cualesquiera íntimamente. En algunos casos, puede facilitar que estas se enamoren ¿Por qué nos enamoramos de una persona y no de otra? ¿Qué tiene que ocurrir para que ocurra un flechazo o para que nazca el germen de la atracción y de una relación duradera? Un estudio publicado en 1997 demostró que un test de 36 preguntas era capaz de crear una profunda intimidad entre dos personas que compartían una o dos horas sentados frente a frente. Desde entonces, el cuestionario ha sido usado en cientos de estudios sociológicos y psicológicos, o en situaciones en las que se ha pretendido estudiar los prejuicios o rebajar las tensiones entre colectivos. Y, para sorpresa de sus creadores, ha vinculado también a cientos de personas, en matrimonios, enamoramientos y amistades. «No creamos las 36 preguntas para que la gente se enamorase», escribió Elaine Aron, psicóloga y coautora del test, junto a su esposo, Arthur Aron, ahora investigador en la Universidad Stony Brook en Nueva York. En realidad, dicho cuestionario tenía como objetivo demostrar que podía crear un clima de intimidad entre dos personas en un entorno controlado, para ser empleado en el marco de otros estudios. Pero lo cierto es que en la investigación que publicaron en 1997, en la que participaron decenas de estudiantes, observaron que el 35 por ciento de los participantes habían hecho cosas juntos después de la prueba. Entre estas «cosas», hubo casos de matrimonio. En palabras de Arthur Aron, lo que puede garantizar el cuestionario es que después de hacerlo dos personas se sentirán más cercanas y que podría ayudar a que se enamorasen, puesto que la conexión es parte del proceso del enamoramiento. Por tanto, el cuestionario «puede facilitar que dos personas se enamoren si la otra persona es la adecuada para ti. Pero si no lo es, debes tener cuidado. Porque la otra persona te rechazará y podría no ser una buena pareja», ha dicho Aron en un vídeo publicado por la Universidad de California en Berkeley. Desde que publicaron el cuestionario de las 36 preguntas en 1997, se han escrito múltiples variantes del test. Pero, en la primera ocasión, los investigadores hicieron tres pruebas ligeramente distintas en el que un hombre y una mujer heterosexuales se encontraban en un aula a ambos lados de una mesa de escritorio. Sentados frente a frente, se les hizo leer una instrucciones en las que se les pedía ir abriendo tres sobres. En cada uno, debían leer una pregunta y escuchar la respuesta de su interlocutor, y después contestar ellos mismos a dicha cuestión. Después, era el otro quien debía leer la pregunta. Las cuestiones están diseñadas para ir aumentando la intensidad y la intimidad de la situación. En variantes posteriores, se les pide a los voluntarios mirarse a los ojos durante dos o cuatro minutos sin apartar la vista después de contestarlas a todas. Los investigadores han explicado que el test está diseñado para que los participantes revelen sus esperanzas, sueños y preocupaciones más profundas, sin que haga falta que muestren más de lo que quieren. «Cuando llegaba el final de las preguntas, la gente estaba llorando y hablando muy abiertamente. Era increíble», ha dicho Arthur Aron. «Realmente, parecían impresionados». Curiosamente, la motivación de estos estudios apareció cuando, en el año 1967, Arthur Aron y Elaine Spaulding (ahora Elaine Aron), se besaron y se enamoraron en la universidad de California en Berkeley. Ambos sintieron que dicho momento era tan profundo, que se casaron y formaron un equipo de investigadores para adentrarse en los misterios de la atracción y la intimidad. En el test, que podrás encontrar a continuación, los investigadores le dijeron a los participantes que iban a disfrutar en una prueba amena en la que dos personas van a compartir una hora de su tiempo para después rellenar un cuestionario. Se les dio tres sobres, y se les pidió leer las preguntas y contestarlas, sin saltarse ninguna. También se dejó claro que no importaba cuánto tiempo se invirtiera en contestar cada una, pero se recomendó hacerlo de forma sincera y atenta. Primera ronda de preguntas 1- ¿A qué persona invitarías a cenar si pudieses elegir a cualquiera? 2- ¿Te gustaría ser famoso? ¿Cómo? 3- ¿Ensayas lo que vas a decir cuando vas a hacer una llamada de teléfono? ¿Por qué? 4- ¿Cómo sería para ti el día perfecto? 5- ¿Cuándo fue la última vez que cantaste estando sólo? ¿Y para otra persona? 6- Si pudieras vivir hasta los 90 años y tener el cuerpo o la mente de alguien de 30 años durante los últimos 60 años de tu vida, ¿cuál escogerías? 7- ¿Tienes alguna corazonada secreta sobre cómo vas a morir? 8- Enumera tres cosas que creas tener en común con tu interlocutor. 9- ¿Por qué te sientes más agradecido en tu vida? 10- Si pudieses cambiar algo sobre cómo fuiste criado, ¿qué sería? 11- Tómate cuatro minutos y cuéntale a tu interlocutor la historia de tu vida siendo lo más detallado posible. 12- Si te pudieses levantar mañana con una nueva cualidad o habilidad, ¿cuál escogerías? Segunda ronda de preguntas 13- Si una bola de cristal pudiera decirte la verdad sobre ti, sobre tu vida, sobre el futuro o sobre cualquier cosa, ¿qué querrías saber? 14- ¿Hay algo que hayas soñado con hacer desde hace mucho tiempo? ¿Por qué no lo has hecho todavía? 15- ¿Cuál es el mayor logro de tu vida? 16- ¿Qué es lo que más valoras en una amistad? 17- ¿Cuál es tu recuerdo más preciado? 18- ¿Y el más espantoso? 19- Si supieras que vas a morir en un año, de repente, ¿cambiarías en la forma como estás viviendo? ¿Por qué? 20- ¿Qué es para ti la amistad? 21- ¿Qué papel tiene el amor y el afecto en tu vida? 22- Compartid, de forma alterna, que características consideráis positivas de vuestro interlocutor. Hacedlo con un total de cinco cosas. 23- ¿Cómo de cariñosa y cercana es tu familia? ¿Crees que tu infancia fue más feliz que la de la mayoría de las otras personas? 24- ¿Cómo te sientes sobre tu relación con tu madre? Tercera ronda de preguntas 25- Cada uno de vosotros, decid tres frases verdaderas comenzando por «nosotros». Por ejemplo: «Nosotros estamos en esta habitación sintiendo…». 26- Completad esta frase: «Ojalá tuviese a alguien con el que pudiese compartir…». 27- Si fueras a llegar a ser un amigo íntimo de tu interlocutor, por favor, comparte con él o ella algo que sería importante que supiera. 28- Di a tu interlocutor algo que te guste de él o de ella. Sé muy honesto y dile algo que no dirías a alguien que acabas de conocer. 29- Cuenta a tu interlocutor un momento embarazoso en tu vida. 30- ¿Cuándo fue la última vez que lloraste delante de alguien? ¿Y solo? 31- Di a tu interlocutor algo que ya te guste de él. 32- ¿Hay algo que consideres demasiado serio como para hacer una broma al respecto? 33- Si supieras que vas a morir esta noche sin hablar antes con nadie, ¿qué sería lo que más te arrepentirías de no haberle dicho a alguien? ¿Por qué no lo has expresado hasta ahora? 34- Tu casa se incendia y todas tus posesiones están dentro. Después de salvar a tus seres queridos y a tu mascota, tienes tiempo para poder recuperar un solo objeto. ¿Cuál sería? ¿Por qué? 35- De todas las personas de tu familia, ¿cuál sería la que más te dolería que muriese? 36- Comparte un problema personal con tu interlocutor y pídele que te de su opinión sobre cómo actuaría él o ella. Además, pregúntale como cree que te sientes en relación al problema que le acabas de contar.

miércoles, 6 de febrero de 2019

¿De dónde salen los números de la tabla periódica?

Dmitry Mendeleyev descubrió en 1869 el Sistema Periódico, considerado como uno de los logros más importantes de la Ciencia, ya que permite relacionar diferentes áreas de conocimiento entre sí. Para conmemorar el 150 aniversario de este hallazgo, la Unesco decidió declarar al 2019 como Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos. Perfecto, pero… ¿qué tiene que ver este asunto con las matemáticas y por qué merece ser incluido en este ABCdario de las matemáticas? Vayamos poco a poco… Ya sabemos, puesto que se estudia en el colegio, que hay diferentes tipos de números. Lo primero que nos encontramos es el conjunto de números {1, 2, 3, 4, …}, denominado conjunto de los números naturales. Son los que nos permiten contar (de 1 a 10 podemos hacerlo con los dedos de la mano) y son fundamentales en el desarrollo de la matemática. Este conjunto se puede extender al de los números enteros {…, – 4 , –3, –2, –1, 0, 1, 2, 3, 4, … } si pensamos en los naturales con un signo y añadimos el 0. Este conjunto permite poder definir perfectamente la resta de números naturales y sobre ellos es muy famosa una cita de Leopold Kronecker, contemporáneo de Mendeleyev: «Dios hizo los números enteros; el resto es obra del hombre». No sabemos si Mendeleyev y Kronecker llegaron a encontrarse personalmente, pero la Tabla Periódica fortalece la idea de Kronecker, puesto que los números enteros positivos (los naturales) están íntimamente ligados a la estructura de la materia. Originalmente Mendeleiev llegó a su descripción del Sistema Periódico haciendo tarjetas en las que había escrito algunas propiedades de los elementos, entre ellas lo que hoy denominamos masa atómica, una cantidad que se podía determinar experimentalmente. Mendeleyev sabía que el Hidrógeno se correspondía con el número 1, el Litio con 7, otro elemento con 9, el Berilio con 11, el Oxígeno con 16, … y así fue ordenando los elementos de modo creciente en función de su masa. Esta ordenación le llevó después a clasificar esas tarjetas de acuerdo a propiedades que aparecían periódicamente, de aquí el nombre con el que se conoce su descubrimiento. Las filas de la tabla se denominan períodos y las columnas grupos. Por ejemplo, el primer grupo es el de los alcalinos, el 17 el de los halógenos y el 18 el de los gases nobles. Unas propiedades se mantienen en cada uno de los periodos y otras se mantienen en los grupos. Por eso es interesante esta disposición geométrica de los elementos químicos. El orden que Mendeleyev propuso es el mismo que el que se utiliza hoy en día, aunque el criterio de ordenación es diferente: en 1913 Henry Moseley propuso utilizar el número atómico en vez de la masa atómica. A partir de ahí sí que tenemos una correspondencia biunívoca entre el conjunto de los 118 primeros enteros positivos y el de los elementos ya caracterizados de la tabla periódica. Aunque estamos acostumbrados a un cierto tipo de Tabla Periódica, donde los elementos alcalinos y alcalinotérreos están a la izquierda y donde lantánidos y actínidos se ubican en sendas filas inferiores separadas de la tabla, hay otros tipos de Tabla Periódica que muestran aún mejor su fundamento mecano-cuántico y la importancia de las matemáticas. Por ejemplo, la Tabla Periódica de Janet, obtenida moviendo las dos primeras columnas de la tabla más habitual a la derecha y subiéndolas una fila, proporciona una regularidad asombrosa: escalones de 2 filas, y longitud de cada bloque que aumenta 4 unidades cada vez (4 unidades, al pasar de 2 a 6, 10 y 14). Pero, además, indica que elemento 121 y los 17 siguientes, cuando sean caracterizados en un futuro (seguramente próximo), iniciarán un nuevo peldaño, el llamado bloque g, de longitud 18 elementos. Observando este esquema de la Tabla Periódica se observa a simple vista que falta por rellenar un hueco de 2 elementos: justo lo que decíamos antes: los elementos 119 y 120 completarán el octavo periodo y el 121 iniciará el noveno. La razón por la cual en la Tabla Periódica de Janet los escalones son de dos peldaños y cada peldaño es más largo que el anterior en 4 unidades hay que buscarla en la solución matemática al fundamento físico (con mecánica cuántica) para los átomos. Para el átomo de hidrógeno, por ejemplo, el electrón viene caracterizado por cuatro números cuánticos: el principal, un número entero positivo; el secundario, un número entero; el angular, que puede ser negativo; y el de spin, que es fraccionario (1/2 o –1/2). Una simplicidad apasionante pues. Y esa simplicidad permite interpretar los espectros atómicos: cómo un átomo interacciona con la radiación, emitiendo o absorbiendo un fotón, con sólo energías muy determinadas, que dependen del cuadrado de un número natural. De nuevo las matemáticas más simples aparecen en el comportamiento de la naturaleza. Y la tabla de Janet representa la forma más natural de recopilar la información de los elementos desde un punto de vista estructural y abstracto. La Tabla Periódica (en cualquiera de sus versiones) es probablemente, según el astrónomo Harlow Shapley, «la recopilación más compacta y significativa del conocimiento que se haya hecho, y su historia es el relato de la conquista del microcosmos por la humanidad».

sábado, 1 de septiembre de 2018

5 curiosidades sobre el semen que quizás no conocías (incluyendo que se llegó a pensar que transportaba adultos pequeñitos)

Aunque sea difícil de creerlo, todavía hay mucho por descubrir acerca del semen y los espermatozoides. Pero también es cierto que mucho se ha avanzado desde el inicio de su estudio, hace unos pocos siglos, cuando la sola idea de interesarse en el tema era considerada indecente. Descubren el secreto del éxito de los espermatozoides para llegar hasta el óvulo Pero tú, ¿qué tanto sabes acerca de este líquido viscoso fundamental para nuestra reproducción? En BBC Mundo, te contamos cinco aspectos que quizás halles curiosos sobre los espermatozoides y la sustancia que los contiene: el semen. 1. Se pensaba que transportaba adultos miniatura En su fascinante reportaje "The Long, Winding Tale of Sperm Science… and why it's finally headed in the right direction" ("La larga y sinuosa historia de la ciencia del semen y por qué finalmente se enrumbó hacia la dirección correcta"), Laura Poppick se adentra en el siglo XVII y XVIII para conocer las primeras teorías sobre el semen. "Estos primeros científicos del semen se encontraron a sí mismos con la tarea de responder las preguntas más básicas, por ejemplo: ¿Los espermatozoides son animales vivos? ¿Son parásitos? Y ¿cada espermatozoide contiene un pequeño humano adulto preformado acurrucado en su interior?", señala la escritora. De acuerdo con la investigación de Poppick, el primer científico que se concentró en estudiar el semen fue el holandés Anton van Leeuwenhoek, quien pasó a la historia como el padre de la microbiología por su trabajo pionero en ese campo. Van Leeuwenhoek desarrolló el primer microscopio compuesto y lo usó para analizar piojos y muestras de agua de lagos, a mediados de la década de 1670. Sin embargo, sus amigos lo urgieron a enfocar su instrumento a algo más. "Pero preocupado porque escribir sobre el semen y el coito podría ser indecente, no avanzó. Finalmente, en 1677, cedió. Al examinar su propia eyaculación, quedó inmediatamente impactado por los pequeños 'animálculos' que encontró retorciéndose adentro", indica la autora. No quiso compartir lo que descubrió con sus colegas. Pero decidió informarle a la Royal Society de Londres (la institución científica más importante de Inglaterra) sobre sus hallazgos. "Si su Señoría cree que estas observaciones pueden molestar o escandalizar a los eruditos, le ruego encarecidamente a su Señoría que los considere privados y que los publique o los destruya como su Señoría lo considere oportuno", escribió el científico. El presidente de ese órgano los publicó y de esa manera nació un nuevo campo de estudio de la biología. Antes de eso, había muchas teorías sobre la reproducción. Como indica el biólogo Bob Montgomerie, de la Universidad de Queen en Canadá -quien es citado por Poppick- se llegó a pensar que "el vapor emitido por la eyaculación masculina de alguna manera estimulaba a las mujeres a hacer bebés, mientras que otros creían que los hombres en realidad fabricaban los bebés y los transfería a las hembras para su incubación". Tras los hallazgos de van Leeuwenhoek, "pasaron aproximadamente 200 años antes de que los científicos se pusieran de acuerdo sobre cómo se formaban los seres humanos". Algunos creían que cada espermatozoide tenía un diminuto ser humano completamente preformado. 2. La ropa interior afecta su calidad Si lo que quieres es mejorar la calidad de tus espermatozoides, piensa en usar más bóxers. Y es que un estudio de la Escuela de Salud Pública de Universidad de Harvard publicado el 8 de agosto parece confirmar que el uso de calzoncillos más holgados podría ser una forma sencilla para que los hombres mejoren su conteo de espermatozoides y las hormonas que los controlan. En el estudio, participaron 656 hombres y los que vestían bóxerscortos tenían una concentración de esperma 25% mayor que los hombres con ropa interior ajustada. Se cree que esto se debe a las temperaturas frías alrededor de los testículos. Y los expertos dicen que este simple cambio de estilo de vida podría mejorar la fertilidad de los hombres. Qué pueden hacer los hombres para aumentar el conteo de esperma La producción de esperma se ve afectada por temperaturas superiores a 34 °C, que es la razón por la cual los testículos cuelgan del cuerpo. Algunos estilos de calzoncillos, los más ajustados, acercan el escroto al cuerpo, lo que provoca que los testículos se calienten, mientras que otros, como los bóxers, son más sueltos y fríos. En el estudio más grande de este tipo hasta la fecha, los investigadores encontraron que los hombres que asistían a una clínica de fertilidad con calzoncillos holgados tenían una concentración de espermatozoides 17% más alta, y que estos eran 33% más ágiles (capacidad para nadar) que los de los hombres que vestían ropa interior ajustada. 3. Lo que comes influye en su calidad Los frutos secos pueden ayudar a tener un semen sano, de acuerdo con un estudio de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragano, en España. Los hombres que comieron alrededor de dos puñados de almendras, avellanas y nueces mixtas a diario durante 14 semanas mejoraron su conteo de espermatozoides y tuvieron más "nadadores" viables, dijeron los investigadores. El estudio, que se publicó en julio, se produjo en medio de lo que fuentes científicas han llamado una disminución en el recuento de espermatozoides en todo el mundo occidental, debido, en parte, a la contaminación, el tabaquismo y la dieta. Los investigadores dijeron que había una creciente evidencia de que una dieta saludable podría aumentar las probabilidades de concebir. Los científicos dividieron aleatoriamente a 119 hombres sanos entre las edades de 18 y 35 años en dos grupos: A un grupo se le añadió 60 gramos de frutos secos diarios a su dieta normal Al otro no se le hizo ningún cambio a lo que suelen comer Aquellos en el grupo que comieron nueces mejoraron los espermatozoides: El conteo en un 14% La vitalidad en un 4% La movilidad en un 6% La morfología (forma y tamaño) en 1% Todos estos son los parámetros que la Organización Mundial de la Salud enumera como mediciones de la calidad del esperma y están asociados con la fertilidad masculina. Los expertos dijeron que el estudio respaldaba otros que mostraban una dieta rica en ácidos grasos omega-3, antioxidantes y el ácido fólico de vitamina B mejoraba la fertilidad. "La evidencia se está acumulando en la literatura de que los cambios en el estilo de vida, como seguir un patrón dietético saludable, podrían ayudar a la concepción", dijo el doctor Albert Salas-Huetos, quien dirigió el estudio. 4. No siempre transporta la misma cantidad de espermatozoides La cantidad de espermatozoides que producen los hombres varía ampliamente. "En general, se dice que los hombres pueden producir entre 2 mililitros y 5 mililitros de semen cada vez que eyaculan,", explican el biólogo Mike Leahy y Hilary MacQueen, profesora del departamento de Vida, Salud y Ciencias Químicas de la Universidad Abierta de Inglaterra. "Y cada mililitro puede contener de 20 millones a 300 millones de espermatozoides", agregan en el artículo "The science of sperm" ("La ciencia del esperma"), disponible en la página web de la Universidad Abierta. Según los investigadores,eso significa que un hombre fértil "puede producir entre 40 millones y 1.800 millones de espermatozoides en total, aunque la mayoría produce entre 40 y 60 millones de espermatozoides por mililitro, dando un total promedio de 80 a 300 millones de espermatozoides por eyaculación". 5. No naces produciéndolo Los hombres no nacen con la capacidad de producir semen. Esta capacidad se desarrolla cuando comienza la pubertad, cuando el semen empieza a fabricarse en unos pequeños vasos dentro de los testículos que se conocen como túbulos seminíferos. Cuando se producen los espermatozoides, estos empiezan a madurar en el epidídimo, un tubo estrecho y alargado situado en la parte posterior del testículo, y el conducto deferente. Desde allí pasan a la uretra. "Todo el proceso de producción y maduración dentro del cuerpo masculino lleva hasta 74 días, pero el promedio habitual es de alrededor de nueve semanas", indican los investigadores de la Universidad Abierta.

viernes, 31 de agosto de 2018

Descubren por qué el tiempo pasa volando y otras veces no avanza

¿Qué es el tiempo, ese fenómeno que medimos de forma arbitraria con relojes y segundos? ¿Existe en realidad o es sencillamente el intervalo entre hechos sucesivos? ¿Por qué a veces parece avanzar despacio y otras más rápido? ¿Por qué cuando dormimos el tiempo parece desaparecer? Estas preguntas, que rozan lo filosófico, quizás no tienen una respuesta inmediata. Tan solo se sabe que en el curso de la evolución, los seres vivos han desarrollado relojes biológicos para estar vinculados con el tiempo, o quizás con fenómenos terrestres relacionados con él, como los ciclos que dependen de la sucesión del día y la noche o del paso de las estaciones. Estos relojes biológicos se caracterizan porque sincronizan al ser vivo con fenómenos naturales asociados con el tiempo. Además, se sabe que hay grupos de neuronas en el hipocampo que cada diez segundos, aproximadamente, disparan una descarga eléctrica, y que funcionan como un auténtico reloj interno. ¿Es ahí, entonces, dónde está nuestra percepción del tiempo, y el motivo por el que el tiempo a veces parece detenerse o avanzar demasiado rápido? Un estudio que se acaba de publicar en Nature, y realizado por científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega ha arrojado más luz sobre esta cuestión. Gracias a experimentos elaborados con ratones de laboratorio, han localizado un reloj neural que hace un seguimiento del paso del tiempo en relación con las experiencias: de hecho, han constado que las propias experiencias alteran la percepción del tiempo. «Nuestro estudio ha revelado cómo el cerebro construye el tiempo como un evento que se experimenta», ha dicho en un comunicado Albert Tsao, primer autor del estudio. «Esta red de neuronas no codifica el tiempo explícitamente. Más bien crea un tiempo subjetivo que nace del flujo continuo de la experiencia». Dicho de otra manera, este reloj neural, situado en la corteza lateral entorrinal, es el responsable de crear una percepción subjetiva del tiempo, en función de las experiencias, y de organizar dichas vivencias en una secuencia ordenada de eventos. No sabemos a qué hora fuimos al gimnasio y cuándo nos duchamos, pero recordamos el orden en que estas cosas ocurrieron. Del mapa del espacio al marcador de tiempo El descubrimiento tiene sus raíces en investigaciones llevadas a cabo por May-Britt Moser y Edvard Moser, ambos firmantes en este estudio. Los dos descubrieron una red de neuronas responsables de crear un mapa espacial del entorno. Tal como observaron, con unos estudios que les hicieron merecedores del Nobel de Fisiología o Medicina en 2014, este mapa tiene varias escalas y está basado en unidades hexagonales. Inspirado por esas investigaciones, Albert Tsao trató de estudiar la posible función de una región cerebral, la corteza lateral entorrinal. Pero vio con sorpresa cómo la actividad de dicha zona cambiaba constantemente con el tiempo, sin un patrón definido. No fue hasta mucho después, cuando los investigadores se dieron cuenta de cuál podía ser el motivo: «El tiempo es un proceso en desequilibrio. Siempre es único y está en constante cambio», ha dicho en un comunicado Edvard Moser. «De hecho, si esta red estuviera midiendo el tiempo, la señal tendría que hacer precisamente eso, cambiar con el tiempo con la finalidad de registrar experiencias con la forma de recuerdos únicos». Ratones en laberintos La tarea de confirmar esto requirió analizar la estructura formada por la conexión de cientos de neuronas. Así se observó que probablemente es la estructura y la conectividad de las neuronas la que constituye el propio mecanismo de experimentación del tiempo. Esto es en sí mismo un hallazgo relevante, que podría llevar a descubrimientos en otros procesos cerebrales, según Moser. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores diseñaron experimentos con ratas en las que estas tenían libertad para moverse y donde se encontraron en ocasiones con pequeños pedazos de chocolate. Observaron que las señales indicadoras del tiempo eran únicas y que formaban un registro muy refinado de las experiencias. De hecho, podían usar estas señales para reconstruir cuándo ocurrieron los distintos momentos de los experimentos. En una segunda tanda de pruebas, enseñaron a las ratas a buscar trozos de chocolate después de girar a la derecha o a la izquierda en un laberinto. Así observaron que las secuencias de la actividad neuronal adquirían patrones repetitivos y solapantes. Todo esto indica, según Moser, que en ratones una compleja red de neuronas crea «sellos temporales» para marcar eventos, lo que permite establecer secuencias de sucesos y experiencias. También sugiere que las distintas actividades moldean cómo son las señales temporales y, por tanto, la forma como se percibe el tiempo. Por eso, cada momento resulta único. Y por eso la percepción del paso del tiempo no es objetiva, como un reloj, sino subjetiva y acoplada a vivencias.

miércoles, 22 de agosto de 2018

El humor, un ingrediente clave en la atracción romántica

Estudio realizado por investigadores de la Universidad de Kansas (Estados Unidos) encontró que cuando ambas personas se ríen al tiempo se sienten más interesados por el otro. Cuando se les pregunta a las mujeres qué cualidad les atrae de los hombres es común encontrarse con la siguiente respuesta: “Que tenga un buen sentido del humor”. Jeffrey Hall, profesor asociado de comunicación de la Universidad de Kansas (Estados Unidos), decidió indagar que tanta validez científica tiene esto. Encontrando, básicamente, que cuando dos extraños se conocen, “cuántas más veces trata un hombre trata de ser gracioso y más se ríe una mujer, es más probable que la mujer esté interesada en salid con alguien. Además, un indicador aún mejor de que pueda existir conexión romántica es si los dos son vistos riendo juntos”. (Lea también: La atracción sexual depende de los genes compartidos) Hall llegó a esta conclusión en medio de una investigación que estaba haciendo sobre el humor y su relación con la inteligencia. A nivel académico, durante la última década, se ha disparado un debate sobre si a las mujeres les atraen los hombres con sentido del humor porque eso, inconscientemente, es un indicador de que son inteligentes. Pero lo que encontró Hall es que el humor cumple una función por si mismo. "La idea de que el humor es una señal de inteligencia no le da al humor su merecido crédito. Si conoces a alguien con quien te puedes reír, puede significar que tu futura relación será divertida y llena de buen ánimo", explicó Hall al portal de noticias de su universidad. Durante varios años Hall condujo tres estudios en el que no encontró una relación directa entre el humor y la inteligencia, pero sí entre el humor y la disposición que tienen las personas de salir con otro. Así lo explica en su artículo publicado en la revista científica Evolutionary Psychology. En el primer estudio, 35 participantes analizaron el perfil de Facebook de 100 extraños para medir sus personalidades. Sus evaluaciones se compararon con una encuesta completada por los usuarios de Facebook a quienes pertenecían los perfiles. Hall descubrió que las personas cómicas tenían muchas más probabilidades de ser extrovertidas que inteligentes y que los extraños las veían de esa manera también. Los datos también le indicaron que los hombres y las mujeres publicaron cantidades similares de contenido con humor en sus páginas. En el segundo estudio, en cambio, Hall buscó que 300 estudiantes llenaran una encuesta sobre el papel que tenía el humor en el coqueteo y cómo lo aplicaban. Luego, compararon estas respuestas con los puntajes que sacaban en los exámenes, encontrando que no había relación entre qué tan inteligentes eran – por lo menos en los exámenes – y qué tan graciosos creían ser. (Lea acá: Reir en la oficina es bueno para todo, incluso para el jefe) Finalmente, en el artículo se cita un último estudio realizado por Hall, en el que buscaba, específicamente responder cómo el humor usado por hombres y apreciado por mujeres jugaba un rol en la atracción. Para esto, el equipo de Hall reunió a 51 parejas de universitarios solteros y heterosexuales que no se conocían entre sí. En parejas, los sentaron a conversar durante 10 minutos, y después debían llenar una encuesta. “Los resultados no indicaron que un sexo trató de ser más divertido que el otro. Sin embargo, sí sugería que las veces que un hombre intentaba ser gracioso y las veces que una mujer se reía de sus chistes, era más probable que estuviera románticamente interesada. Lo contrario no era cierto para las mujeres que intentaron el humor”, afirma el portal de la universidad. Además, un dato sorprendente – y hasta romántico – es que las veces que ambos se reían al tiempo más interesados se sentían uno por el otro.

Neil Armstrong: el gran piloto de naves espaciales

Uno de los personajes indiscutibles para nosotros los astronautas profesionales es Neil Armstrong. Por supuesto era él quien andaba por la Luna aquel día de nuestra niñez de 1969 y el que por ello siempre fue objeto de nuestra admiración. Pero estando dentro aprendimos a apreciar todas sus otras cualidades. Neil fue siempre un entusiasta de los aviones. Aprendió a volar justo al terminar la Segunda Guerra Mundial, a los 16 años, aprovechando que había gran cantidad de pilotos y aviones recién vueltos de la contienda ofreciendo sus servicios. Cinco años más tarde ya le tocó volar en un avión militar sobre Corea, donde tuvo que lanzarse en paracaídas después de ser ametrallado: eso debe de marcar muchísimo. La llamada en portada con la llegada de Armstrong a la Luna. Neil no era solamente un entusiasta de pilotar aviones, sino también de comprender cómo funcionaban, así que en seguida se salió del ejército para hacer el grado de ingeniero aeronáutico. Luego, como piloto de pruebas de NACA/NASA, en seguida destacó por su capacidad analítica y su volar exacto y milimétrico. También por su capacidad de trabajar horas y horas preparando pruebas y ayudando a los ingenieros a dilucidar el camino a seguir para resolver los problemas. Neil se hizo un experto absoluto en simuladores de vuelo, cuyo ajuste por entonces era más un arte más que una ciencia. Él era el único piloto capaz de ayudar con ellos porque sabía la sensación que se buscaba y a la vez conocía la matemática. Luego, esa experiencia le permitió entrar en el segundo grupo de astronautas en 1962. NASA nombró a Neil comandante para el vuelo número 11, en el que preveían alcanzar la Luna. Su confianza en Armstrong era máxima, aunque él decía que veía un 90% de probabilidades de volver con vida, y un 50% de alunizar. Pero al final todo salió bien. Incluso, Neil tuvo una ocurrencia: echar polvo lunar en una caja, aunque solo le habían pedido rocas, porque cabía. Gracias a este gesto se detectó el «Helio 3», un isótopo casi inexistente en la Tierra, y una de las esperanzas de generar energía nuclear sin residuos algún día.

viernes, 20 de julio de 2018

El mejor deporte para nuestro cerebro este verano: dormir (y cinco claves para conseguir un sueño reparador)

El sueño nos ayuda a tener un cerebro más sano, más fuerte y más preparado para aprender cosas nuevas. Dormir nos ayuda a limpiar nuestro cerebro. La doctora Maiken Nedergaard, del Centro de Neuromedicina Traslacional de la Universidad de Rochester (Nueva York), ha demostrado con ratones que estos eran capaces de eliminar una proteína tóxica que se les había inyectado cuando estaban durmiendo. El motivo es curioso. Parece que durante el sueño las células de nuestro cerebro se reducen de tamaño, hasta un 60%, lo que crea mayor espacio entre ellas para que el líquido cefalorraquídeo limpie cómodamente. Según los investigadores de esta universidad, este hallazgo puede tener consecuencias muy beneficiosas para la prevención de enfermedades como el alzhéimer y el párkinson. No está mal. Además de limpiar toxinas, dormir tiene más ventajas, relacionadas con el aprendizaje o con la salud. Pero ¿somos capaces de dormir a pierna suelta? Parece que no siempre. Por ello, ahora que entran las vacaciones, es un buen momento para ejercitar la higiene del buen dormir. Veamos cinco claves que aporta Marta Romo en su libro Entrena tu cerebro para tener un sueño reparador: Primera, duerme al menos seis horas. El 70% de las personas necesitamos entre siete y ocho horas y no sirve tener una cuenta corriente de acumulación de horas de sueño o de desvelo. Lo que no descansamos, no lo recuperamos. Así de simple. Por ello, no seas tacaño y comienza a practicarlo por los múltiples beneficios que tiene. Segunda, refresca tu cerebro. Por la noche, necesitamos bajar la temperatura cerebral. De hecho, se está comprobando con enfermos de insomnio cómo mejoran su sueño cuando se reduce a través de un dispositivo la temperatura de la corteza frontal cerebral. Así pues, ventila la habitación todo lo que puedas antes de irte a la cama y evita en invierno tener la calefacción al máximo. Tercera, crea un buen ritual antes de dormir. Al menos 15 minutos antes, haz rutinas transitorias que le indiquen a tu cabeza que es hora de apagar el interruptor, como leer un libro con poca luz, escuchar una música que te ayude a descansar, meditar… Evita tabletas, móviles u ordenadores, que te aportan mucha luz y tienen un efecto contrario. Y, por supuesto, no discutas antes de cerrar el ojo. Tu cabeza no parará de darle vueltas. Cuarta, ayuda a tu sueño con una buena alimentación. Evita cenas pesadas y bebidas que te mantienen despierto, como el té negro, el verde, el mate o la cafeína. Y quinta, haz actividades transitorias cuando te despiertes. Para ayudar a tu cerebro a que cambie amablemente de ondas, haz ejercicio, escribe lo que has soñado, comienza con buena música… y olvídate de ir corriendo a abrir el móvil y entrar de lleno en los problemas. Como concluye Marta Romo, nuestro día no comienza cuando nos levantamos, sino cuando nos acostamos. El sueño nos ayuda a tener un cerebro más sano, más fuerte y más preparado para aprender cosas nuevas. Si queremos que nuestros días sean buenos, pongamos atención a la higiene del sueño y aprovechemos el verano para entrenarlo y dormir a pierna suelta.