domingo, 17 de febrero de 2019

Las 36 preguntas que hacen que dos desconocidos se enamoren

Un test publicado en un estudio científico demostró en 1997 ser capaz de vincular a dos personas cualesquiera íntimamente. En algunos casos, puede facilitar que estas se enamoren ¿Por qué nos enamoramos de una persona y no de otra? ¿Qué tiene que ocurrir para que ocurra un flechazo o para que nazca el germen de la atracción y de una relación duradera? Un estudio publicado en 1997 demostró que un test de 36 preguntas era capaz de crear una profunda intimidad entre dos personas que compartían una o dos horas sentados frente a frente. Desde entonces, el cuestionario ha sido usado en cientos de estudios sociológicos y psicológicos, o en situaciones en las que se ha pretendido estudiar los prejuicios o rebajar las tensiones entre colectivos. Y, para sorpresa de sus creadores, ha vinculado también a cientos de personas, en matrimonios, enamoramientos y amistades. «No creamos las 36 preguntas para que la gente se enamorase», escribió Elaine Aron, psicóloga y coautora del test, junto a su esposo, Arthur Aron, ahora investigador en la Universidad Stony Brook en Nueva York. En realidad, dicho cuestionario tenía como objetivo demostrar que podía crear un clima de intimidad entre dos personas en un entorno controlado, para ser empleado en el marco de otros estudios. Pero lo cierto es que en la investigación que publicaron en 1997, en la que participaron decenas de estudiantes, observaron que el 35 por ciento de los participantes habían hecho cosas juntos después de la prueba. Entre estas «cosas», hubo casos de matrimonio. En palabras de Arthur Aron, lo que puede garantizar el cuestionario es que después de hacerlo dos personas se sentirán más cercanas y que podría ayudar a que se enamorasen, puesto que la conexión es parte del proceso del enamoramiento. Por tanto, el cuestionario «puede facilitar que dos personas se enamoren si la otra persona es la adecuada para ti. Pero si no lo es, debes tener cuidado. Porque la otra persona te rechazará y podría no ser una buena pareja», ha dicho Aron en un vídeo publicado por la Universidad de California en Berkeley. Desde que publicaron el cuestionario de las 36 preguntas en 1997, se han escrito múltiples variantes del test. Pero, en la primera ocasión, los investigadores hicieron tres pruebas ligeramente distintas en el que un hombre y una mujer heterosexuales se encontraban en un aula a ambos lados de una mesa de escritorio. Sentados frente a frente, se les hizo leer una instrucciones en las que se les pedía ir abriendo tres sobres. En cada uno, debían leer una pregunta y escuchar la respuesta de su interlocutor, y después contestar ellos mismos a dicha cuestión. Después, era el otro quien debía leer la pregunta. Las cuestiones están diseñadas para ir aumentando la intensidad y la intimidad de la situación. En variantes posteriores, se les pide a los voluntarios mirarse a los ojos durante dos o cuatro minutos sin apartar la vista después de contestarlas a todas. Los investigadores han explicado que el test está diseñado para que los participantes revelen sus esperanzas, sueños y preocupaciones más profundas, sin que haga falta que muestren más de lo que quieren. «Cuando llegaba el final de las preguntas, la gente estaba llorando y hablando muy abiertamente. Era increíble», ha dicho Arthur Aron. «Realmente, parecían impresionados». Curiosamente, la motivación de estos estudios apareció cuando, en el año 1967, Arthur Aron y Elaine Spaulding (ahora Elaine Aron), se besaron y se enamoraron en la universidad de California en Berkeley. Ambos sintieron que dicho momento era tan profundo, que se casaron y formaron un equipo de investigadores para adentrarse en los misterios de la atracción y la intimidad. En el test, que podrás encontrar a continuación, los investigadores le dijeron a los participantes que iban a disfrutar en una prueba amena en la que dos personas van a compartir una hora de su tiempo para después rellenar un cuestionario. Se les dio tres sobres, y se les pidió leer las preguntas y contestarlas, sin saltarse ninguna. También se dejó claro que no importaba cuánto tiempo se invirtiera en contestar cada una, pero se recomendó hacerlo de forma sincera y atenta. Primera ronda de preguntas 1- ¿A qué persona invitarías a cenar si pudieses elegir a cualquiera? 2- ¿Te gustaría ser famoso? ¿Cómo? 3- ¿Ensayas lo que vas a decir cuando vas a hacer una llamada de teléfono? ¿Por qué? 4- ¿Cómo sería para ti el día perfecto? 5- ¿Cuándo fue la última vez que cantaste estando sólo? ¿Y para otra persona? 6- Si pudieras vivir hasta los 90 años y tener el cuerpo o la mente de alguien de 30 años durante los últimos 60 años de tu vida, ¿cuál escogerías? 7- ¿Tienes alguna corazonada secreta sobre cómo vas a morir? 8- Enumera tres cosas que creas tener en común con tu interlocutor. 9- ¿Por qué te sientes más agradecido en tu vida? 10- Si pudieses cambiar algo sobre cómo fuiste criado, ¿qué sería? 11- Tómate cuatro minutos y cuéntale a tu interlocutor la historia de tu vida siendo lo más detallado posible. 12- Si te pudieses levantar mañana con una nueva cualidad o habilidad, ¿cuál escogerías? Segunda ronda de preguntas 13- Si una bola de cristal pudiera decirte la verdad sobre ti, sobre tu vida, sobre el futuro o sobre cualquier cosa, ¿qué querrías saber? 14- ¿Hay algo que hayas soñado con hacer desde hace mucho tiempo? ¿Por qué no lo has hecho todavía? 15- ¿Cuál es el mayor logro de tu vida? 16- ¿Qué es lo que más valoras en una amistad? 17- ¿Cuál es tu recuerdo más preciado? 18- ¿Y el más espantoso? 19- Si supieras que vas a morir en un año, de repente, ¿cambiarías en la forma como estás viviendo? ¿Por qué? 20- ¿Qué es para ti la amistad? 21- ¿Qué papel tiene el amor y el afecto en tu vida? 22- Compartid, de forma alterna, que características consideráis positivas de vuestro interlocutor. Hacedlo con un total de cinco cosas. 23- ¿Cómo de cariñosa y cercana es tu familia? ¿Crees que tu infancia fue más feliz que la de la mayoría de las otras personas? 24- ¿Cómo te sientes sobre tu relación con tu madre? Tercera ronda de preguntas 25- Cada uno de vosotros, decid tres frases verdaderas comenzando por «nosotros». Por ejemplo: «Nosotros estamos en esta habitación sintiendo…». 26- Completad esta frase: «Ojalá tuviese a alguien con el que pudiese compartir…». 27- Si fueras a llegar a ser un amigo íntimo de tu interlocutor, por favor, comparte con él o ella algo que sería importante que supiera. 28- Di a tu interlocutor algo que te guste de él o de ella. Sé muy honesto y dile algo que no dirías a alguien que acabas de conocer. 29- Cuenta a tu interlocutor un momento embarazoso en tu vida. 30- ¿Cuándo fue la última vez que lloraste delante de alguien? ¿Y solo? 31- Di a tu interlocutor algo que ya te guste de él. 32- ¿Hay algo que consideres demasiado serio como para hacer una broma al respecto? 33- Si supieras que vas a morir esta noche sin hablar antes con nadie, ¿qué sería lo que más te arrepentirías de no haberle dicho a alguien? ¿Por qué no lo has expresado hasta ahora? 34- Tu casa se incendia y todas tus posesiones están dentro. Después de salvar a tus seres queridos y a tu mascota, tienes tiempo para poder recuperar un solo objeto. ¿Cuál sería? ¿Por qué? 35- De todas las personas de tu familia, ¿cuál sería la que más te dolería que muriese? 36- Comparte un problema personal con tu interlocutor y pídele que te de su opinión sobre cómo actuaría él o ella. Además, pregúntale como cree que te sientes en relación al problema que le acabas de contar.

miércoles, 6 de febrero de 2019

¿De dónde salen los números de la tabla periódica?

Dmitry Mendeleyev descubrió en 1869 el Sistema Periódico, considerado como uno de los logros más importantes de la Ciencia, ya que permite relacionar diferentes áreas de conocimiento entre sí. Para conmemorar el 150 aniversario de este hallazgo, la Unesco decidió declarar al 2019 como Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos. Perfecto, pero… ¿qué tiene que ver este asunto con las matemáticas y por qué merece ser incluido en este ABCdario de las matemáticas? Vayamos poco a poco… Ya sabemos, puesto que se estudia en el colegio, que hay diferentes tipos de números. Lo primero que nos encontramos es el conjunto de números {1, 2, 3, 4, …}, denominado conjunto de los números naturales. Son los que nos permiten contar (de 1 a 10 podemos hacerlo con los dedos de la mano) y son fundamentales en el desarrollo de la matemática. Este conjunto se puede extender al de los números enteros {…, – 4 , –3, –2, –1, 0, 1, 2, 3, 4, … } si pensamos en los naturales con un signo y añadimos el 0. Este conjunto permite poder definir perfectamente la resta de números naturales y sobre ellos es muy famosa una cita de Leopold Kronecker, contemporáneo de Mendeleyev: «Dios hizo los números enteros; el resto es obra del hombre». No sabemos si Mendeleyev y Kronecker llegaron a encontrarse personalmente, pero la Tabla Periódica fortalece la idea de Kronecker, puesto que los números enteros positivos (los naturales) están íntimamente ligados a la estructura de la materia. Originalmente Mendeleiev llegó a su descripción del Sistema Periódico haciendo tarjetas en las que había escrito algunas propiedades de los elementos, entre ellas lo que hoy denominamos masa atómica, una cantidad que se podía determinar experimentalmente. Mendeleyev sabía que el Hidrógeno se correspondía con el número 1, el Litio con 7, otro elemento con 9, el Berilio con 11, el Oxígeno con 16, … y así fue ordenando los elementos de modo creciente en función de su masa. Esta ordenación le llevó después a clasificar esas tarjetas de acuerdo a propiedades que aparecían periódicamente, de aquí el nombre con el que se conoce su descubrimiento. Las filas de la tabla se denominan períodos y las columnas grupos. Por ejemplo, el primer grupo es el de los alcalinos, el 17 el de los halógenos y el 18 el de los gases nobles. Unas propiedades se mantienen en cada uno de los periodos y otras se mantienen en los grupos. Por eso es interesante esta disposición geométrica de los elementos químicos. El orden que Mendeleyev propuso es el mismo que el que se utiliza hoy en día, aunque el criterio de ordenación es diferente: en 1913 Henry Moseley propuso utilizar el número atómico en vez de la masa atómica. A partir de ahí sí que tenemos una correspondencia biunívoca entre el conjunto de los 118 primeros enteros positivos y el de los elementos ya caracterizados de la tabla periódica. Aunque estamos acostumbrados a un cierto tipo de Tabla Periódica, donde los elementos alcalinos y alcalinotérreos están a la izquierda y donde lantánidos y actínidos se ubican en sendas filas inferiores separadas de la tabla, hay otros tipos de Tabla Periódica que muestran aún mejor su fundamento mecano-cuántico y la importancia de las matemáticas. Por ejemplo, la Tabla Periódica de Janet, obtenida moviendo las dos primeras columnas de la tabla más habitual a la derecha y subiéndolas una fila, proporciona una regularidad asombrosa: escalones de 2 filas, y longitud de cada bloque que aumenta 4 unidades cada vez (4 unidades, al pasar de 2 a 6, 10 y 14). Pero, además, indica que elemento 121 y los 17 siguientes, cuando sean caracterizados en un futuro (seguramente próximo), iniciarán un nuevo peldaño, el llamado bloque g, de longitud 18 elementos. Observando este esquema de la Tabla Periódica se observa a simple vista que falta por rellenar un hueco de 2 elementos: justo lo que decíamos antes: los elementos 119 y 120 completarán el octavo periodo y el 121 iniciará el noveno. La razón por la cual en la Tabla Periódica de Janet los escalones son de dos peldaños y cada peldaño es más largo que el anterior en 4 unidades hay que buscarla en la solución matemática al fundamento físico (con mecánica cuántica) para los átomos. Para el átomo de hidrógeno, por ejemplo, el electrón viene caracterizado por cuatro números cuánticos: el principal, un número entero positivo; el secundario, un número entero; el angular, que puede ser negativo; y el de spin, que es fraccionario (1/2 o –1/2). Una simplicidad apasionante pues. Y esa simplicidad permite interpretar los espectros atómicos: cómo un átomo interacciona con la radiación, emitiendo o absorbiendo un fotón, con sólo energías muy determinadas, que dependen del cuadrado de un número natural. De nuevo las matemáticas más simples aparecen en el comportamiento de la naturaleza. Y la tabla de Janet representa la forma más natural de recopilar la información de los elementos desde un punto de vista estructural y abstracto. La Tabla Periódica (en cualquiera de sus versiones) es probablemente, según el astrónomo Harlow Shapley, «la recopilación más compacta y significativa del conocimiento que se haya hecho, y su historia es el relato de la conquista del microcosmos por la humanidad».