jueves, 29 de marzo de 2012

¿Es realmente medible la inteligencia?

Artículo de opinión de Ricardo Miró.

La noticia recientemente difundida sobre la creación de un programa informático que emula el modo humano de pensar en algunas facetas medibles mediante un test que se aplica a personas, ilustra que el tema de la inteligencia es extremadamente denso, bastante ambiguo y quizá incluso casi insondable.

Es decir que, si en el siglo XIX se asimilaba la inteligencia a la capacidad de memorizar, y a partir del siglo siguiente se la equiparaba con el nivel alcanzado en la escala dada por el famoso test de IQ, eso indicaría, en principio, que se tiene poca idea, al menos por ahora, de lo que es la inteligencia.

Dos preguntas:

¿Cuál es el IQ de los inventores del IQ?

Cualquier respuesta a este interrogante generaría de inmediato consideraciones sospechosas e inclusive paradójicas.

¿Qué garantía se tiene de que las neurociencias, en veloz progreso hoy día, no declaren obsoleto todo lo realizado hasta ahora sobre el tema?

Suecia, el país en el que se ha desarrollado el citado programa informático que en algunos aspectos emula el modo humano de pensar, es un país notable, con una sociedad madura y vigorosa que cuenta con uno de los índices de Gini mejores del planeta. Este índice econométrico, universalmente aceptado, mide el nivel de la distribución de la riqueza, de manera objetiva. Es muy raro encontrar suecos en la miseria y hambrientos, y también suecos multimillonarios y de vida lujosa y vanidosa hasta el nivel de la obscenidad. Recuérdese, sin embargo, que hacia 1900 el reino escandinavo era un páramo de miseria y hambre generalizada.

Por otra parte, Suecia ostenta, asimismo, uno de los índices más bajos de percepción de la corrupción, según el método elaborado por los científicos de la Universidad de Breslau para la Fundación Konrad Adenauer.

La combinación de estos dos índices, ¿no habla ya de una sociedad colectivamente pujante, seria y, sobre todo, inteligente?

¿Los señores Strannegard y Engstrom, dos de los diseñadores del programa informático antedicho, conocen la historia, méritos y deméritos de su propio país? (Excluyo al señor Rahim Nizamani, el tercer coautor del programa, pues se trata de un prestigioso científico pakistaní, especializado en sintaxis estructural de lenguajes informáticos.)

En definitiva, todo parece apuntar a que la inteligencia, como concepto fundamental, aún es un tema abierto, apasionante y enigmático, digno de seguir siendo estudiado con la mayor profundidad posible, y muy lejos aún de contar con explicaciones "universales" y definitivas.



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Acerca del autor de este artículo: Ricardo Miró (nacido en Buenos Aires, Argentina, en 1948) es Licenciado en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Buenos Aires, y fue alumno del matemático catalán Luis Antonio Santaló y del matemático argentino Alberto Calderón. Trabaja en su país en el ámbito de la Comisión Nacional de Gestión Judicial, dependiente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Ha estudiado en tal lugar varios problemas de congestión administrativa, y ha planteado modelos matemáticos para resolverlos, utilizando los recursos de la teoría de colas y de la teoría de juegos. Tiene publicados alrededor de 50 trabajos específicos sobre estos temas, algunos de los cuales han aparecido en los Anales de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. También ha publicado varios libros de divulgación de las matemáticas, incluyendo como tema la teoría de la probabilidad. Disertó en la Academia Nacional de Ciencias de la República Checa, en Praga, en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y en el Instituto Balseiro de Bariloche.

domingo, 25 de marzo de 2012

Un millón de dólares para el nuevo premio «nobel» de matemáticas

Endré Szemerédi se alza con el Abel 2012, el galardón de mayor prestigio
El húngaro-estadounidense Endre Szemerédi ha sido distinguido hoy con el premio Abel 2012, considerado el «Nobel» de las matemáticas. A Szemerédi se le reconocen «sus contribuciones fundamentales a las matemáticas discretas y a la teoría informática», así como el «profundo y duradero impacto de estas contribuciones en la teoría aditiva de los números y la teoría ergódica», según el fallo del jurado hecho público en Oslo.

Su influencia como matemático es «enorme» e incluye aportaciones «profundas e importantes» en muchos otros campos de esta ciencia, que se han plasmado en más de 600 artículos científicos publicados.

Varios descubrimientos llevan su nombre, empezando por el teorema de Szemerédi sobre progresiones aritméticas, y muchos de sus resultados han generado nuevas investigaciones y han puesto las bases para nuevas direcciones en las matemáticas, señaló el jurado.

Nacido en Budapest hace 71 años, Szemerédi está vinculado en la actualidad al Instituto de Matemáticas de la Academia Húngara de las Ciencias en Budapest y al Departamento de Informática de la Universidad del Estado de Nueva Jersey (EEUU).

El galardón, que está dotado con 6 millones de coronas noruegas (800.000 euros, 1 millón de dólares), le será entregado el 22 de mayo en una ceremonia en Oslo.

El premio Abel se denomina así en recuerdo del matemático noruego Niels Henrik Abel (1802-1829), y fue establecido por el Parlamento noruego en 2002.

El Comité Abel, compuesto por cinco matemáticos reconocidos internacionalmente, es el encargado de elegir cada año al ganador.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Indagar en la mente de una persona analizando su mirada

Se dice que los ojos son las ventanas al alma, y entre enamorados es común tener la sensación de estar leyendo los pensamientos de la pareja a través de sus ojos en los momentos más íntimos.

Algo de cierto puede haber en todo esto, a juzgar por los resultados de un nuevo estudio en el creciente campo de la pupilometría.

Medir el diámetro de la pupila, la parte del ojo que cambia de tamaño para dejar entrar más luz o menos, puede indicar a qué está prestando atención una persona. En esto se basa la pupilometría, una técnica que ya ha sido usada en psicología social y en psicología clínica, con animales y humanos de distintas edades; y que debería ser usada aún más según los autores del nuevo estudio, Bruno Laeng de la Universidad de Oslo en Noruega, Sylvain Sirois de la Universidad de Quebec en Trois-Rivières, Canadá, y Gustaf Gredeback de la Universidad de Uppsala en Suecia.

La pupila es muy conocida por cambiar de tamaño en reacción a la luz. En una habitación oscura, las pupilas se dilatan para dejar entrar más luz. Tan pronto como se sale a la luz del sol, las pupilas se encogen. Esto evita que la retina, ubicada en la parte posterior del ojo, reciba una luz demasiado intensa o que no pueda hacer debidamente su trabajo por recibir menos luz de la necesaria.

Algo similar ocurre en respuesta a estímulos psicológicos. Cuando se ve algo a lo que se quiere prestar más atención, las pupilas se dilatan, aunque sea muy poco. No está claro por qué sucede esto, pero el caso es que ocurre, y puede servir en análisis psicológicos para detectar qué cosas atraen más la atención de una persona aunque intente fingir indiferencia.

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La enigmática mirada del célebre pintor Sandro Botticelli, en un autorretrato que pintó alrededor de 1475.

Laeng ha usado el tamaño de la pupila para estudiar a personas que tenían cierta lesión en el hipocampo, de un tipo que por regla general provoca una amnesia muy severa en la memoria. Normalmente, si se le muestra a uno de estos pacientes una serie de imágenes, se le deja descansar un rato, y luego se le muestra otra serie de imágenes, ya no se acordará en ningún caso de cuáles ha visto antes y cuáles son nuevas. Sin embargo, Laeng midió el diámetro de la pupila de los pacientes mientras realizaban esta prueba, y encontró que los pacientes sí respondían de manera distinta a las imágenes que había visto antes, aunque creyeran no haberlas observado con anterioridad. Hasta cierto punto, es un hallazgo esperanzador, porque demuestra que el cerebro de algunos de estos pacientes sí es capaz de almacenar y recuperar recuerdos de cierta intensidad hasta el punto de poder hacer esta distinción.

Ya existe la tecnología para medir la pupila. En muchos estudios modernos de psicología se usa la tecnología de seguimiento de los ojos, por ejemplo, para detectar lo que un sujeto está mirando. Midiendo además el tamaño de la pupila en cada momento, es posible obtener datos muy reveladores. Laeng y sus colegas esperan convencer a otros investigadores en psicología para que usen este método